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La mujer agrícola:

raíces y evolución histórica

La Edad Media

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Este período trajo consigo numerosos avances para la agricultura gracias a la adopción de riegos mecánicos y distintas herramientas manuales de hierro, entre las que destacó el arado.

La agricultura dejó ya de relacionarse en exclusiva con la siembra y recogida de alimentos con la aparición de actividades consideradas como "industriales". Estas nuevas actividades demandaban también materiales que se obtenían en el campo, como pueden ser el agua y la tierra.

Las mujeres campesinas se encargaban de las tareas agrícolas junto con su marido, compaginándolas con las domésticas y con el cuidado de los hijos. Estas mujeres solían formar parte de familias que vivían en propiedades agrícolas pertenecientes a otras de clase alta (realeza, nobleza o clérigos), y explotaban esas tierras a cambio de poder vivir bajo un techo y sustento alimenticio.

En esta época, el trabajo en el campo llevado a cabo por las mujeres no era asalariado, ya que no solía ser un trabajo que hiciera para contribuir a la economía familiar, sino que lo realizaban por subsistencia familiar o porque eran siervas y estaban obligadas a realizarlo.

No obstante, hay pruebas documentales de que había mujeres que eran contratadas para realizar trabajos agrícolas a cambio de un salario, aunque éste era mucho menor que el de los hombres en igualdad de condiciones, llegando a ser casi la mitad.

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