La mujer agrícola:
raíces y evolución histórica
La mujer agrícola:
raíces y evolución histórica
Las Civilizaciones antiguas
En las civilizaciones griega, romana y egipcia, la agricultura empezó a verse como una tarea en la que la fuerza física y el vigor eran necesario, quedando así relegada a ser un trabajo de hombres. Por ello, en esta época la mujer no estaba relacionada con esta práctica de forma física. Sin embargo, se podría decir que sí lo está de manera espiritual.
Con el auge del pensamiento y de la búsqueda del origen de las cosas, estas primeras civilizaciones comenzaron a rendir culto a divinidades femeninas, las diosas-madre. Así aparecen Deméter en la cultura griega, Ceres en la romana y Renenutet en la egipcia.
Deméter era la diosa de los trigales, mientras que Ceres era la de la tierra y la agricultura. Según la mitología, estas diosas enseñaron a los primeros hombres a arar, sembrar, cosechar, almacenar y transformar los productos del campo. Eran una representación de las mujeres de la época, que se encargaban de criar y educar a sus hijos y de cultivar la tierra, por ello son diosas y no dioses los que se relacionan con la agricultura.
Harrsch, M. (2009). Estatua de Deméter del Museo Nacional Romano de Italia [Fotografía]
Harrsch, M. (2011). Estatua de Ceres de artista desconocido [Fotografía]. Filadelfia, Philadelphia Museum of Art
La diosa egipcia de las cosechas y la fertilidad es Renenutet. Al igual que las anteriores, además de a la agricultura, también representaban el cuidado de los hijos. Los antiguos egipcios colocaban la imagen de esta diosa en sus cocinas.
En esta época, las mujeres que se dedican a las labores del campo eran principalmente las esclavas, ocupándose de las tareas que requieren menos fuerza que las llevadas a cabo por los hombres. Por otra parte, existían también mujeres libres que eran propietarias de tierras, ya sea por matrimonio, dote o herencia, aunque no eran gestionadas por ellas ya que solía administrarlas el marido